''La Voz Asesina''
Ana María Buitrago Caicedo es una mujer de 34 años de edad de 1,65 mts de estatura, pelo negro y piel blanca, que a simple vista luce como una mujer común y corriente. Sin embargo, ella se encuentra actualmente en tratamiento psiquiátrico por la esquizofrenia que padece y que la llevó a cometer actos violentos. El día 14 de junio del año 2008, Ana María fue encontrada por la policía en su casa ubicada en el barrio Restrepo al sur de Bogotá, sosteniendo un cuchillo con el que pretendía asesinar a su esposo. José Armando Diaz Morales logró llamar a las autoridades alertándolas de que su esposa lo quería matar. Lo que fue considerado como un acto de violencia familiar, escondía la negra realidad de la salud mental de Ana María.

Según Buitrago, el intento de asesinato se produjo cuando obedecía las órdenes de diferentes alucinaciones que la venían atormentando. Una voz en su cabeza le ordenaba matar a su esposo luego de atravesar una fuerte crisis financiera en la que se habían visto envueltos meses atrás. “Esta voz me decía que yo tenía que matarlo por todos los problemas que él me había causado; la falta de plata afectó mucho nuestra relación y fue tiempo después cuando empecé a escuchar la voz de un hombre que me repetía que la solución era matar a mi esposo”. Ana María relata que la voz le decía: “él es el culpable de que no tengas lo que te mereces, mátalo ya, deshazte de Armando para que puedas conseguir todo lo que siempre has merecido”. Cada día la situación empeoraba y con ello las ideas delirantes de asesinato de Ana María. Finalmente, ese 14 de junio, desesperada con el escenario, Ana decidió poner fin al problema.

Durante el proceso de imputación de cargos, su abogado alegó demencia teniendo en cuenta su historial médico. Tras una consulta psiquiátrica, se determinó que efectivamente esta mujer padecía de esquizofrenia. Esta enfermedad produce alteraciones en la percepción de la realidad y se caracteriza por una disfunción social. Ana María tenía los síntomas característicos de este trastorno psiquiátrico grave, sufría de alucinaciones, delirios, conducta inapropiada, problemas de lenguaje, entre otros. Hubo dos desencadenantes de la enfermedad en el caso de Ana, el primero fue cuando años atrás se le diagnosticó depresión luego de que su madre muriera y ella comenzará a perder peso (anorexia) y a sufrir de ansiedad y de insomnio. El segundo, y tal vez el más evidente, fue su condición y calidad de vida relacionadas con los problemas económicos que sufría. El psiquiatra que la evaluó argumentó que el intento de homicidio de Buitrago contra su esposo se debía a su enfermedad, por lo que recomendó medida de seguridad y recetó un proceso psiquiátrico inmediato en el que se incluía tratamiento farmacológico y rehabilitación social.

Bogotá es la tercera ciudad más violenta de Colombia, con uno de los índices de criminalidad más altos. Si se tiene en cuenta la perspectiva médica y específicamente la psiquiátrica, el panorama bogotano es negro. Según la encuesta de salud mental hecha en 2013, el 33% de la población bogotana sufre algún tipo de trastorno psiquiátrico. Como consecuencia, la vida en sociedad de Bogotá se ve altamente afectada por estas enfermedades. Pues, aumenta la irritabilidad y la intolerancia, incrementando la violencia. Si bien esta situación no es nueva ya que en la actualidad, no existe un lugar exento de violencia, no es clara la relación entre los trastornos mentales y de comportamiento, con la tasa de violencia en la capital. El psiquiatra de adolescencia e infancia Darío Quimbay, opina que existe una relación dual respecto a los trastornos mentales y de comportamiento con la violencia. En el primer caso se considera los trastornos mentales como causa de la violencia. En el segundo, los trastornos mentales y de comportamiento se entienden como consecuencia de la violencia. Respecto a la situación de Ana María, ella se encuentra dentro del grupo de aquellos que padecen trastornos mentales y que como resultado generan violencia. Quimbay afirma que “los delitos cometidos por sujetos que sufren de diagnósticos mayores como la esquizofrenia, son inimputables debido a su condición, pues la comisión del delito obedece a síntomas de la enfermedad. Por tanto, no habría cárcel sino una medida de seguridad en la que se trata a la persona intentado rehabilitarla”.

El doctor Quimbay opina que “se debe mirar la violencia con una visión más amplia respecto a las condiciones objetivas de vida. Es decir, la presencia de trabajo, educación, buena situación socioeconómica y familiar hace que la violencia disminuya”. En este sentido, Ana María era una persona proclive a desarrollar una enfermedad de este tipo. Cuando se vive en situaciones difíciles, como la de Ana María, las personas son propensas a padecer un trastorno mental. Ahora bien, el caso de Buitrago plantea preocupaciones mucho más grandes y que van más allá del padecer o no de un trastorno mental y del comportamiento. ¿La falta de diagnóstico oportuno, respecto a enfermedades mentales, está produciendo más violencia en la capital colombiana? La respuesta, desafortunadamente, es que si. No existen los suficientes medios de difusión en los que se aborde esta problemática como un tema de interés común. Por esta razón, Darío Quimbay propone dos alternativas para mejorar la situación y disminuir la violencia capitalina: “primero, sería tratamientos macro, es decir, medidas de salud pública tendientes a mejorar la promoción y prevención de la salud mental; y la segunda, sería cambiar las condiciones objetivas de vida. Si las personas tienen acceso a educación, salud, trabajo, etc., es probable que la violencia disminuya”.

Cabe resaltar, que el tener o no antecedentes familiares para enfermedades mentales, la existencia de redes de apoyo, tener trabajo o no y las posibilidades de acceso a tratamiento, pueden cambiar el pronóstico. La negra realidad bogotana es que estas personas no tienen acceso a los servicios especializados, es decir, a consultas de psicología o psiquiatría de manera oportuna. Podríamos concluir que la salud mental de una comunidad se determina biopsicosocialmente. En otras palabras, no solamente los factores psicológicos influyen sino que otros factores como los económicos acarrean transtornos mentales y del comportamiento. Según el Instituto Nacional de Medicina Legal en el año 2013 la tasa de suicidio en Bogotá se redujo debido al mejoramiento de condiciones económicas (Serrano, 2014).







REPORTAJE
Por Marcela Peñaloza
21/02/2014



Este es el caso de Ana María Buitrago, una mujer que a causa de su delirio intento asesinar a su esposo.
“Empecé a escuchar la voz de un hombre que me repetía que la solución era matar a mi esposo”
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